Una vez limpios los calamares, trocéalos en taquitos y fríelos en una sartén con un chorro de aceite de oliva. Sazona y reserva, es importante que los escurras bien.
En otra sartén echa la cebolla en taquitos también y sofríela a fuego medio.
Cuando empiece a estar transparente, incorpora la harina y rehoga.
Incorpora la leche poco a poco sin parar de remover, seguida de la nata.
Dejalo cocer a fuego medio-bajo 15 minutos mientras remueves continuamente.
Después añade el tomate y la tinta de calamar y sigue removiendo.
Cuando la masa de tus croquetas esté suficientemente espesa y se despegue de las paredes, llega el momento de incorporar los calamares (bien escurridos de grasa y líquido).
Mézclalo bien y deja enfriar la masa y reposar en la nevera durante al menos 12 horas. Si es de un día para otro mejor.
Tras este tiempo haz lo de siempre: dale forma a las croquetas y empánalas primero en huevo batido y luego en pan rallado.
Fríelas en abundante aceite, escurre el exceso de grasa y que las disfrutes.
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