Trocea la cebolleta en porciones pequeñas y sofríela en una sartén a fuego medio hasta que adquiera un tono transparente.
Una vez sofrita la cebolleta, prepara la salsa bechamel.
añade la harina y tuéstala.
Una vez tostada, vete incorporando poco a poco la leche mientras vas removiendo con unas varillas para que desaparezcan los grumos.
Salpimenta e incorpora un poco de nuez moscada.
Con una cuchara de madera, sigue removiendo unos 20 minutos hasta que tu bechamel coja textura y consistencia. Recuerda que cuando se deslice por las paredes de tu sartén y queden limpias, significará que está lista. Ten paciencia porque necesita sus minutos de cocción.
Escurre el aceite del atún y con un tenedor aplástalo para que se desmenuce.
Añádelo a la bechamel cuando veas que está algo espesa. Remuévelo bien todo para que todos los ingredientes se liguen y deja enfríar la masa en la nevera durante al menos 3 horas. Si puedes, déjalo reposar todo un día.
Cuando la masa esté fría es el momento de darle forma. Con ayuda de dos cucharas pequeñas (o grandes, según el tamaño que quieras), dales una forma ovalada. Tendrás que pasar la masa de una cuchara a otra varias veces para conseguir este resultado. También puedes hacerlo con las manos.
Reboza las croquetas en huevo batido y pan rallado con perejil espolvoreado (en este orden) antes de freírlas en una sartén con abundante aceite. Es recomendable que el aceite esté muy caliente antes de echar las croquetas.
Escurre el aceite de las croquetas antes de servirlas en papel de cocina… puedes comerlas calientes, templadas y frías… de todas las maneras estarán deliciosas.
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