Echa 3 cucharadas de aceite en una sartén y caliéntalo a fuego medio-bajo.
Cuando esté caliente (no hirviendo) añade la harina y tuéstala.
Una vez tostada, vete incorporando poco a poco la leche mientras vas removiendo con unas varillas para que desaparezcan los grumos.
Salpimenta e incorpora un poco de nuez moscada.
Con una cuchara de madera, sigue removiendo unos 20 minutos hasta que tu bechamel coja textura y consistencia. Recuerda que cuando se deslice por las paredes de tu sartén y queden limpias, significará que está lista. Ten paciencia porque necesita sus minutos de cocción.
Añádele en este punto el queso cabrales y las nueces bien picaditas, y remueve hasta que se mezcle todo bien.
Deja enfriar la bechamel, primero a temperatura ambiente y luego en la nevera durante al menos 4 horas. Si es de un día para otro, siempre es mejor.
Tras este tiempo de reposo, dale forma a tus croquetas y rebózalas, primero en huevo batido y luego en pan rallado.
En una sartén calienta abundante aceite, cuando empiece a hervir vete añadiendo las croquetas y friélas hasta que estén doradas.
Escurre el exceso de grasa en papel de cocina y disfruta de tus croquetas de cabrales con un poquito de cebolla caramelizada como guarnición.
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