Muchos expertos asocian el masticar chicle con la reducción considerable del apetito. Y es que, al tener un sabor dulce, da una sensación saciante. Además, cuando estás masticando chicle, tienes la boca ocupada y se reducen las posibilidades de comer otros alimentos.
En este punto hay que tener cuidado, porque para algunas personas los chicles pueden producirles un efecto laxante. Eso puede llevar a una pérdida de peso considerable.
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